31 / lunes - marzo de 2008

Semana 14. 91/275
Vicente Ferrer.
Fiesta en la ciudad de Valencia.


La llegada del botón en el siglo XIV creó, en cierto modo, la moda europea. Hasta entonces había habido moda, pero en su aspecto más elemental: variantes sobre un modelo único. Las prendas eran de confección, y había tres tallas, y todo se reducía a túnicas, capas, camisones, jubones, calzas y calzones.

Los cruzados volvieron de Siria con muchos objetos nuevos, entre los que descuellan el rosario y el botón. Éste irrumpió como un rayo, porque, por primera vez en la historia de nuestro continente, permitió hacer ropa a la medida, es decir, ajustando las prendas a la forma del cuerpo.

La iglesia romana se opuso al principio a la revolución del botón porque permitía ceñir los cuerpos femeninos de manera provocativa, pero acabó cediendo. Y el botón, muy en uso entre árabes, turcos y mongoles, hizo gran fortuna en Europa, revolucionando el concepto europeo de la elegancia y sustituyendo lorigas y cotas de malla por elegantes guerreras ceñidas para que los oficiales pudiesen lucir el talle en los bailes de capitanía.

Algunos años después, la burguesía naciente empezó a competir en elegancia con la nobleza medieval, más conservadora, y el botón se convirtió casi en un símbolo de la revolución burguesa una revolución que culminó en la francesa y en la que el botón tuvo un destacado papel.