8 / miércoles - octubre de 2014

Semana 41. 281/84
Pelagia.

Julio César, el gran militar y político de Roma, llevaba un pequeño aro perforado en uno de los pezones. No se trataba de un caso aislado, pues era costumbre arraigada entre los militares romanos, especialmente los centuriones. El adorno encarnaba un símbolo de fuerza y virilidad, y también la manifestación de la fidelidad al Imperio y de la unión entre los miembros del ejército. La costumbre del piercing estaba igualmente presente, dentro del mundo romano, entre los gladiadores, aunque con una motivación menos simbólica y más práctica. Estos esclavos convertidos en luchadores de espectáculo solían hacerse una perforación en el glande, donde ajustaban un aro que, durante el combate, servía para sujetar el pene y protegerlo de los embates.
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