2 / miércoles - septiembre de 2015

Semana 36. 245/120
Antolín.

El liderazgo político y religioso es completamente distinto en las los principales corrientes del islam, suníes y chiíes. Mientras que en el sunismo no existe una jerarquía religiosa, en el chiísmo sí lo hay. Los suníes tienen su líder en el califa, de poder esencialmente político; para ellos, el imán es simplemente la persona que dirige la oración. Para los chiíes, en cambio, el imán es el líder del colectivo musulmán. Según esta doctrina, tras la muerte del Profeta, era inconcebible que Dios, en su sabiduría, hubiera dejado a los hombres sin que en cada época existiera un garante espiritual para dirigir a la comunidad: ese sería el imán, intermediario entre Dios y el individuo. Alí fue el primero; Hussein, el segundo; y Alí, hijo del anterior, el tercero. Hubo doce en total, y todos tuvieron finales trágicos. existe la creencia popular de que fueron asesinados siempre por orden del califa, lo que reafirma la convicción chií de pertenecer a una confesión perseguida.
El duodécimo imán despareció en 874, por eso se le considera el imán oculto, o mahdi. La principal rama de los chiíes, la que impera en Irán, cree que sigue viviendo y que volverá al final de los tiempos para instaurar un reino de justicia y verdad. Por eso se conoce a los de esta rama como duodecimanos.
En ausencia del imán, los chiíes creen que hay personas capacitadas para interpretar los textos sagrados. Son los mujtajid, los ayatolás y los grandes ayatolás.
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