11 / miércoles - mayo de 2016

Semana 20. 132/234
Evelio.

Los banquetes de los nobles en la Edad Media solían comenzar con tres primeros platos de carne y pescado. Procedentes de la caza se servían gamos, cabras salvajes, liebres o jabalíes, y también la llamada volatinería: aves salvajes como perdices, codornices o torcaces. De animales domésticos, se solía servir carne de cerdo adobada. En cuanto a los pescados, los de agua dulce más apreciados eran truchas, lampreas, percas y carpas. El gusto gastronómico hacía el pescado era menor que hacía la carne, que gozaba de mayor prestigio y se consideraba patrimonio de los nobles. El acompañamiento de los platos principales no solía quedarse corto: huevos con gelatina, pechugas de pollo con almendras y arroz o habas cocidas en leche con azafrán. El postre comenzaba con pasteles de fruta y miel, y luego continuaba con alguna sorpresa como un flan gigantesco con frutos secos en un molde dorado, o incluso una escultura del anfitrión hecha en cera y azúcar.
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