3 / jueves - noviembre de 2016

Semana 44. 308/58
Martín de Porres.

Las torturas chinas eran tan retorcidas que su fama ha llegado hasta hoy. La más conocida es la gota china, simple, pero de tremendas consecuencias. La víctima, inmovilizada con ataduras, eran tumbada boca arriba o sentada. Un gotero situado sobre ella le arrojaba agua cada pocos segundos, ininterrumpidamente y de forma que las gotas cayeran siempre en el mismo punto de la cabeza. Al reo no se le daba de beber ni de comer y, en ocasiones, se le encerraba en un cuarto oscuro o se le tapaban los ojos. Con el paso del tiempo, el martirio comenzaba a hacer efecto. Según relatos la víctima enloquecía a los pocos días, víctimas de la ansiedad que les producía el no poder dormir por el goteo continuo; era común que murieran de un infarto de miocardio.
.- Todos los capítulos de Tantos hombres y tan poco tiempo