4 / miércoles - enero de 2017

Semana 1. 4/362
Rigoberto.

Leer la cartilla es sinónimo de reprender o echar la bronca a alguien si no cumple como corresponde. Procede de los tiempos de la fundación de la Guardia Civil por Francisco Javier Girón, duque de Ahumada, quien se encargó de elaborar un reglamento militar que inculcase a los futuros guardias los valores del cuerpo. Así nació la "cartilla", un manual que recogía todas las normas disciplinarias, incluidas la obligación de afeitarse tres veces a las semana, limpiarse la uñas, no perder ningún botón o corchete del uniforme o no usar palabras malsonantes. Periódicamente, los mandos leían la cartilla en público a los guardias y comprobaban que cumplían el reglamento. No hacerlo era motivo de sanción o hasta de expulsión del cuerpo. Desde entonces, la expresión leer la cartilla fue empleada en la vida diaria cuando hay que recordarle a alguien sus obligaciones o regañarle si se las ha saltado. Curiosamente, en inglés existe una expresión parecida y con el mismo significado: to read the Riot Act. El Riot Act fue una ley de huelga promulgada por el Parlamento Británico en 1700 que tenía que ser leída en voz alta a los trabajadores para prevenir tumultos y asambleas.
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