19 / viernes - abril de 2019

Semana 16. 109/256
Crescencio.

Cada generación ha usado distintas palabras para expresar que algo les gusta. Así, chipén, fetén o bacán eran términos usados por nuestros abuelos para decir que algo les parecía bueno o extraordinario. Chipén, por ejemplo, viene del caló -el habla de los gitanos- y significaba originariamente "así es". De aquí surgieron cachipén, rechipén o chipendilerendi. Debuten, dabuten o dabutin también proceden del caló bute -mucho- y formaron parte en los años setenta y ochenta del siglo XX del argot juvenil para definir algo con lo que estaban de acuerdo. También tiene origen gitano el verbo molar, que todavía se usa, y, probablemente, chachi (o chanchi) que se usaba para asentir o señalar que se trataba de algo estupendo o bueno y de la que nacieron expresiones como chachi piruli o chachi lerendi. Poco después surgió con fuerza guay, una de las palabras míticas de los noventa, con sus derivados guay del Paraguay, chachiguay, guachi o guanchi. Aunque no se sabe de dónde viene exactamente este monosílabo, hay quien afirma que llegó al español antiguo desde el árabe wai, una interjección para expresar lamento y que más tarde cambió su significado por su parecido con la inglesa gay -"alegre"- o la italiana gaio -"feliz"-. Todo para expresar que algo es fantástico, genial... o guapo, que fue otro de los hallazgos de hace unos años. "!Qué guapo!", se decía, o "!qué chulo!". Y así llegamos hasta cool, un vocablo importado del ingles que se usa sin traducir o adaptar.
.- Todos los capítulos de Tantos hombres y tan poco tiempo.