Liberto.
«La locura de Seward». Así llamaron en su día a la compra de Alaska por parte de los EE.UU. a Rusia, pues ésta estuvo promovida por el secretario de Estado William H. Seward. En 1867 parecía una auténtica locura comprar aquel inmenso trozo de tierra helada, desolado y aparentemente inútil, por 7.2 millones de dólares. Pero el tiempo ha demostrado que el error no fue de Seward, sino del zar ruso Alejandro II por venderlo. Alaska era mucho más de lo que parecía: dos décadas después de su compra, se hallaron depósitos de oro a lo largo del río Klondike, lo que provocó una ola de inmigración masiva. Por si fuera poco, a mediados del siglo XX se descubrieron enormes yacimientos petrolíferos. Un negocio redondo para los EE.UU..- Todos los capítulos de Tantos hombres y tan poco tiempo.