31 / martes - diciembre de 2019

Semana 1. 365/0
Silvestre. Nochevieja.

La ninfa Eco era demasiado parlanchina y distraía a menudo a la diosa Hera con sus charlas, mientras su divino esposo, el enamoradizo Zeus, la engañaba con otras ninfas. La celosa Hera lo advirtió y enojada castigó a Eco dejándola muda y condenada tan sólo a repetir, con su voz, las palabras ajenas. Poco después la ninfa se enamoró perdidamente del bello Narciso, pero no logró que él le hiciera ningún caso. Era Narciso el bello hijo de la ninfa Liríope y del río Céfiso. Un buen día, asomado a un estanque, descubrió Narciso su bella imagen que lo miraba desde la superficie del agua con grandes ojos. El joven se quedó prendado de esa figura seductora en el agua y comenzó a pasar su tiempo observándola, observándose. Nada le interesaba más, nada le enamoraba más que su propio retrato que se movía según sus propios gestos. La pobre Eco fue languideciendo de amor y se hizo tan sutil que desapareció, y quedó sólo como una voz incorpórea y fantasmal, repetitiva y vana, sin merecer su atención. Como no se saciaba de contemplarse, Narciso dejó de correr, de comer, de distraerse en otras cosas, y allí se quedó en el borde del agua mirándose en el claro espejo, cada vez más escuálido, hasta desfallecer y morir.
.- Todos los capítulos de Tantos hombres y tan poco tiempo.