Francisco de Borja.
En la antigüedad se llamaban "infulas" a unas vendas que se colocaban en la cabeza a modo de corona y que solían lucir los príncipes y sacerdotes paganos como señal de dignidad. Cuantas más ínfulas -y de mejor calidad- tenía alguien, más poder adquiría y más altanero se volvía. De ahí que "tiene muchas ínfulas" aquel que desprecia al prójimo..- Todos los capítulos de Tantos hombres y tan poco tiempo.